Compañeras de piso
-¿Vas a cenar con nosotras?, le dice una de sus compañeras de piso a la Cabo Varela.
-No, contesta desde su habitación. Me he hecho un sandwich, gracias. Tengo cosas que hacer.
-Estás escribiendo algo nuevo, ¿verdad?, siempre que empiezas un proyecto nuevo estás más nerviosa de lo normal.
-He hecho un quiche Lorraine, le dice la otra, sé que te gusta mucho…
Natalia ni siquiera se molesta en contestarles, pasa tanto de ellas, las encuentra tan huecas, que simplemente cree que ni siquiera merecen que pierda tiempo dándoles explicaciones sobre su vida. Solo quiere centrarse en escribir, desde hace algún tiempo se ha convertido en su vía de escape, en su desahogo. Plasmar en papel el rico mundo de fantasía que bulle en su cabeza le complace, le llena, se siente totalmente realizada.
No le agrada sentirse así. Durante muchos años, la vida en el Cuartel ha saciado todas sus necesidades, pero de un tiempo a esta parte, siente que le falta algo, no sabe qué es, una chispa de alegría, una ilusión, un objetivo…, por eso quizás se ha volcado tan a saco en la escritura, sabe que ella misma es la única persona que no le va defraudar.
-¡Qué rara es, tía!, le dice una de sus compañeras a la otra.
-Ya ves. A veces es tan seca y tan estúpida que me dan ganas de decirle que se largue, y con el pajarraco ese, ¡qué asco!…, con esos ruidos tan extraños que hace…
-¿A tí no te da miedo a veces?
-¿Quién, el pájaro o ella?
-Los dos…, ja, ja, ja.
Ambas jóvenes estallan en una ruidosa carcajada que Natalia escucha perfectamente desde su habitación, pero que ignora completamente;
-Seguramente se estarán riendo de mí, piensa acertadamente la Cabo, pero me importa una soberana mierda.
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💜💜💜
Me encantaría que formases parte de mi caos. Me sigues?
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