El camuflaje perverso de la sirena de #lasonambula La dolce vita.
Era la primera mujer que entraba en aquella maravillosa mansión después de Maddie, su ex mujer, que por cierto luchó con uñas y dientes por quedarse la propiedad, pero siendo abogado, supo atar muy bien las cláusulas del divorcio y ella no tuvo nada que hacer, La Dolce Vita le pertenecía a él, y sin esfuerzo permaneció en manos de su legítimo dueño. Pero aquello no evitó todo el daño que su ex mujer le hizo.
Es costumbre entre los ricos poner nombres a las villas en aquellas zonas, y creo que en cualquier parte del mundo, parece que cuando las casas pasan de tener un cierto número de cientos de metros, sus dueños les ponen nombre propio, como si fueran barcos, caballos, perros o personas, como si adquiriesen vida de esa manera y tuvieran así aún más empaque y prestigio, como si con ello reafirmaran su posesión.
Ruth quedó fascinada cuando la vió por primera vez, abrió tanto los ojos al verla que pensó que sería posible que se le saliesen de las órbitas, pero no quiso dar la impresión a Steven de haber quedado tan asombrada, así que intentó por lo menos no abrir demasiado la boca y sobretodo, procuró no verbalizar ni una sola palabra de admiración que denotara un entusiasmo exagerado. De sobra estaba acostumbrada a los lujos de su familia, pero la casa de sus padres era muchísimo más rústica, tanto o más que ellos, que muy a su pesar se quedaron anclados en los 60’ s. Tienen una mansión señorial también a las afueras de la ciudad, justo al otro lado del Estado, con un estilo mucho más Texano, más campestre, pero sobre todo mucho más ordinario.
Fragmento de "El camuflaje perverso de la sirena" 🖤🖤🖤 de @_lasonambula
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