Arde Jerusalem







La ciudadela se alza majestuosa ante sus ojos. Cerca del oasis de los dátiles, rojos reflejos de ladrillos de adobe contrastan con el dorado de las ardientes arenas del desierto. Son las únicas edificaciones en cientos de kilómetros a la redonda. Llega exhausto, sediento, con la piel llagada por el abrasador sol del desierto. Los labios cuarteados, la lengua reseca. No han sido pocas las alucinaciones, los espejismos que le han sorprendido en el camino hasta aquí. Largas caravanas de hombres y camellos desfilan en la inmensidad de las dunas. Un sinfín de camellos que vuelven solos al vergel. Un sinfín de hombres que perecen en el intento de cruzar el gran dorado. 

-Cómo puedes estar en el infierno si vives en mi corazón?, se pregunta. 

Ni siquiera en el monte donde murió Cristo halla la misericordia del Señor. Las murallas de Jerusalén bullen de vida, el mercado está a rebosar de gente. Herreros, panaderos, sastres y mercaderes de fruta. Cuando llegue el reino de los cielos por fin seremos todos iguales. 

La lepra es una plaga divina que castiga nuestra vanidad. Aquí se les aparta, se les hacina a las afueras. Seas rey o alfarero, caballero o sirviente. Como protector del indefenso, es guardián del caminante que viaja a Tierra Santa y conoció a no pocos que acabaron sus años en las leproserias. 

Aquí el agua vale más que el oro. Los hombres trabajan en jornadas inhumanas bajo el tórrido sol excavando en busca de nuevos pozos, nuevas fuentes de vida transparente y fresca que calme la sed de la ciudad. Son sus tierras, qué mérito tendría si no intentasen mejorarlas... 

Pero intentan tomar el castillo por la fuerza. Siete legiones de Ángeles les respaldan. Él era amigo mío y yo tuyo. Era un gran señor de Siria y tenía un buen motivo. Saladino dispone de 100.000 hombres que llegan de Damasco. Intentan velar por la paz pero quieren destruir el nuevo Imperio. Lanza al aire una súplica, un ruego al Dios Altísimo.

-Hallará alguna vez la escepcionalidad de la convivencia esta ciudad nuestra?.

Cuando un niño no es abrazado al nacer por su gente, al crecer prende fuego al pueblo para sentir su calor. 

Cuando eres un observador del mundo, en cualquier lugar encuentras una enseñanza. 

💜💜💜


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