Sencillo
-Los accidentes trágicos existen, es el alto precio que se paga a veces por hacer este tipo de negocios.
Pensó, mientras se limpiaba la salpicadura de sangre de su chaqueta amarilla.
Aquello, no tenía que haber acabado así. Debía ser una transacción limpia. Le habían dado instrucciones claras, pero se echó atrás. Solo tenía que dejar los diamantes en la taquilla de la estación, y una vez hecha la llamada, podría ir a recogerla, sana y salva.
Los nervios le traicionaron y el vigilante de la consigna se dirigió hacia él. Presa del pánico, echó a correr. Antes de que pudiese darse cuenta, una patrulla de policía le cortó el paso, a menos de dos manzanas.
-Demasiado rápido, pensó, no pueden haber llegado tan deprisa.
Con la bolsa de diamantes todavía en la mano, les gritó;
-No lo entienden?. Si no les entrego esta bolsa, la matarán. Déjenme dársela y luego me entregaré.
Un único policía se acercó lentamente mientras le apuntaba con su arma. Mientras le miraba fijamente, marcó un número en el movil y dijo;
-Los tengo, mátala.
Colgó el teléfono y tras guardarlo en el bolsillo, sacó de su tobillo una segunda arma.
-Levante las manos y tire el arma, gritó mientras seguía acercándose.
-Pero que está diciendo no voy armado, es solo una bolsa, tengo que entregarla sino...
Un ruido seco resonó en el callejón. No tuvo que darse demasiada prisa en preparar la escena, estaban solos.
En la casa ella seguía mirando con ojos de terror a aquel hombre de chaqueta amarilla. Tras colgar el móvil comenzó lentamente a enroscar el silenciador en la boca del arma.
-Será rápido, no te va a doler.
💜💜💜
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