Tótem Cuervo
El aire del invierno le cortaba la piel. Dentro de la cochambrosa cabaña a la que llamaba hogar, apenas se lograba resguardar de los rigores del invierno en las Highlands. Eran las horas más frias, pero ello no le disuadio de salir al bosque, era tan denso que los rayos de sol no lograban penetrar las altas y tupidas copas, de manera que el suelo, lleno de púas y hojarasca, crujía bajo sus desnudos pies con cada paso que daba. El frío entumecia su piel, sus labios se habian teñido ya de un morado preocupante, y aún así, la llamada de la Madre la hizo salir a la intemperie. Sentada en el frío suelo, el turbio gris de su camisón pronto se empapó por la humedad del rocío del amanecer. Intrigada por el mensaje que iba a recibir cruzó sus piernas y dejó reposar sus manos con las palmas mirando al cielo sobre sus rodillas. Cerró los ojos y serenó su mente, rápidamente dejó de tiritar, dejó de pronto de sentir el frío helador y lentamente fue bajando y explorando los caminos ...